Interconsultas hospitalarias en reumatología
Experiencia en las interconsultas hospitalarias en la especialidad de Reumatología en la Clínica Imbanaco. ...
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9/09/2022 | 1139
25/05/22 | 2086
Objetivo
Conocer los distintos tipos de tratamientos con medicina regenerativa para la artrosis.
Metodología
Presentación didáctica de carácter explicativo.
Descripción
Tratamiento de la artrosis con medicina regenerativa
La artrosis es una enfermedad reumática muy prevalente que lesiona la articulación entendida como un órgano completo (el cartílago, el hueso subcondral, la membrana sinovial, la cápsula articular, los meniscos, los ligamentos, los músculos y los nervios).
Las articulaciones son los componentes del esqueleto que nos permiten el movimiento. Por lo tanto, nuestra autonomía funcional y están formadas por la unión de dos huesos a través de la cápsula articular. En el interior de las mismas existe generalmente, un fluido llamado líquido sinovial que es producido por la membrana sinovial. Por otro lado, los extremos óseos que se unen para formar la articulación, están recubiertos por el cartílago articular. En la artrosis se ven alterados en mayor o menor medida todos los tejidos que la forman. Posteriormente, cuando los componentes articulares se lesionan, se produce dolor, rigidez e incapacidad funcional, limitando la movilidad de la persona.
En España, la artrosis afecta al 10% de la población general. Esto representa casi la cuarta parte del total de pacientes atendidos en las consultas de los reumatólogos. Según el estudio EPISER 2016 de la Sociedad Española de Reumatología, la artrosis sintomática de rodilla tiene una prevalencia del 13,83% y la artrosis de mano del 7,73%. Otros estudios han revelado que alrededor de la mitad de la población adulta de más de 50 años muestra signos radiológicos de artrosis de rodilla. Sin embargo, es más frecuente en mujeres sobre todo a partir de 55 años.
Depende de la articulación afectada dará mayor sintomatología en la zona localizada. Normalmente la artrosis se suele localizar en la columna cervical y lumbar, algunas articulaciones del hombro y de los dedos de las manos, la cadera, la rodilla y la articulación del comienzo del dedo gordo del pie.
Inicialmente se suele referir un dolor de tipo mecánico, es decir que se desencadena con los movimientos y mejora con el reposo aunque en momentos puntuales puede haber crisis inflamatorias con sensación de hinchazón y calor. Si no se toman medidas el dolor va en aumento , siendo contínuo en reposo y el rango de movimiento de la articulación cada vez es menor, provocando una mayor rigidez y por tanto incapacidad funcional.
Esta enfermedad reumática no se ha relacionado con un gen específico hereditario, pero sí tiene un componente de riesgo genético que, junto con otros factores, puede hacer que aparezca con más facilidad en las personas que tienen una historia familiar de artrosis. Es muy frecuente observar antecedentes en las artrosis de manos. Es importante conocer los factores de riesgo como la obesidad, la falta de ejercicio físico o las alteraciones en la postura influyen en el desarrollo más rápido de la enfermedad.
La base es siempre una buena anamnesis, historia clínica y exploración física. Además hoy en día , gracias a las nuevas tecnologías, cada vez utilizamos menos radiografías y más ecografías músculo-esqueléticas. El uso de esta tecnología de ultrasonidos nos permite visualizar y explorar en tiempo real la articulación y detectar las lesiones que pueda tener. Normalmente, solemos solicitar también en una primera visita una analítica para realizar un correcto diagnóstico diferencial de otras causas de dolor articular.
Con el avance en el conocimiento de la fisiopatología de esta enfermedad, avanza progresivamente la incorporación de nuevas estrategias de tratamiento recogidas en las prestigiosas guías de práctica clínica internacional. En concreto, utilizamos cada vez menos tratamientos con corticoides y cirugías agresivas. De esta manera, dejamos paso a tratamientos multidisciplinares enfocados a reducir la inflamación y el dolor, retrasar el avance de la enfermedad, regenerar los tejidos y recuperar la movilidad de la articulación.
En Medicina Regenerativa utilizamos los denominados Factores de Crecimiento o Plasma Rico en Plaquetas (PRP) que producen efectos anti-inflamatorios, analgésicos y regenerativos.
Los efectos neurofisiológicos de esta novedosa técnica son muy potentes. Están implicados diversos mecanismos biológicos: la proliferación de células mesenquimales, la diferenciación celular, la generación de vasos sanguíneos y la migración de las células a los lugares donde es necesario que se produzca la regeneración, reduciendo la inflamación, el dolor y la lesión tisular.
El tratamiento con factores de crecimiento se aplica con la intención de reducir el dolor, mejorar la función y frenar la progresión de la artrosis de las articulaciones. Tiene la ventaja de ser un tratamiento autólogo. Es decir, del propio paciente, con lo que se evitan las reacciones de rechazo o intolerancia. Además, los efectos secundarios a largo plazo que tienen otro tipo de infiltraciones, como los corticoesteroides. Así mismo, se utiliza con buena respuestas en tendinitis y ciertas lesiones musculares, proporcionando una aceleración de la reparación del tejido.
El tratamiento se realiza bajo prescripción médica, en un ambiente estéril y sin requerir anestesia.
En primer lugar, se extrae sangre al paciente como si se tratara de una análisis. Posteriormente, se procesa en circuito cerrado mediante una centrífuga preparada y se separa la porción del plasma rico en factores de crecimiento.
A continuación, se infiltra el PRP en la zona a tratar mediante técnica ecodirigida (utilizamos una sonda ecográfica de alta definición HD). Esto nos permite afinar y ser más precisos en la localización anatómica. El proceso suele durar unos 30-35 minutos
El paciente puede seguir su actividad normal procurando no sobrecargar ni realizar esfuerzos durante los siguientes 2 o 3 días en la zona infiltrada.
Respecto al número de infiltraciones, depende de la lesión y la gravedad de la artrosis a tratar. Se suelen realizar de 1 a 3 sesiones con un intervalo de 2 a 3 semanas de diferencia para alcanzar el máximo efecto.
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